lunes, 26 de octubre de 2015

Nietzsche desde Foucault: genealogía y pensamiento


Carlos Arturo López J.
Publicado el: 11/10/2015

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La presentación que se hará en adelante tiene como fin desarrollar el texto Nietzsche la genealogía, la historia de Michel Foucault y algunos textos donde sea posible mostrar la manera en que este autor entiende la posición de Friedrich Nietzsche frente a la forma de hacer historia como genealogía. Hay en últimas un intento de presentar una nueva forma de realizar trabajos históricos que se opone a cierta tradición del trabajo de la historia y que se vincula a un proyecto crítico particular, que podría tener como primer exponente a Nietzsche.
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La presentación que se hará en adelante tiene como fin desarrollar el texto Nietzsche la genealogía, la historia de Michel Foucault y algunos textos donde sea posible mostrar la manera en que este autor entiende la posición de Friedrich Nietzsche frente a la forma de hacer historia como genealogía. Hay en últimas un intento de presentar una nueva forma de realizar trabajos históricos que se opone a cierta tradición del trabajo de la historia y que se vincula a un proyecto crítico particular, que podría tener como primer exponente a Nietzsche.

El pensamiento de Nietzsche desarrolla como una de sus características una crítica al pensamiento metafísico que ha dominado en Occidente desde Sócrates. Una de las líneas del pensamiento de la crítica de Nietzsche es la genealogía como una forma alternativa de concebir la manera de hacer historia. Por su parte Foucault, siendo un pensador que realiza y se apoya en trabajos históricos, tiene una concepción de la historia genealógica y arqueológica entendidas como:

Arqueológica —y no trascendental— en la medida en que no intenta identificar las estructuras universales de todo conocimiento o de cualquier posible acción moral, sino que busca tratar los discursos que designan lo que decimos, pensamos o hacemos en diversos acontecimientos históricos. Y esta crítica será genealógica en el sentido en que no deduce de la forma de nuestro ser lo que pueda ser imposible para hacer o saber, sino que separará de la contingencia que nos ha hecho lo que somos la posibilidad de no ser, hacer o pensar más tiempo lo que somos, hacemos o pesamos. No busca hacer posible una metafísica que finalmente se convierta en ciencia; intenta, tan amplia y extensamente como sea posible, dar un nuevo impulso al indeterminado trabajo de la libertad.1

En el texto Nietzsche, la genealogía, la historia Foucault presenta la asimilación personal del trabajo genealógico de Nietzsche y este trabajo será el tema que nos ocupe en el presente texto. Entremos pues en materia. Ya se ha dicho que la genealogía es una manera de concebir la historia, además, que se presenta como alternativa a un tipo de historia que se ha desarrollado en Occidente y que guarda una estrecha relación con la metafísica. Con lo anterior quiero decir que al igual que la metafísica, la historia tradicional busca la manera de crear grandes relatos de carácter metahistórico, es decir, pretende encontrar en el estudio de los acontecimientos del pasado una ley, o una fuerza, o un dios que explique y direccione un trayecto supuesto desde el inicio de los tiempos hasta nuestros días. Todo esto con el fin de extraer la verdad del pasado. La genealogía en cambio se precia de eludir esas significaciones ideales a partir de un trabajo meticuloso donde la búsqueda de "El origen" (en singular) se desplaza a la búsqueda de los comienzos (en plural), comienzos de carácter bajo, pues no tienen las glorias ni los títulos que la historia tradicional otorga al origen. Volviendo a Nietzsche, Foucault dice que éste utiliza el término alemán Ursprung (que equivale a origen) como comienzo, y lo identifica con términos como Erfindung (invención) o Herkunft (procedencia) o Entstehung (emergencia) en oposición a la búsqueda del origen como una esencia o una constante histórica que el historiador debe descubrir. ¿Pero por qué este uso del término Ursprung y en qué sentido se opone al origen? (1) Porque el origen supone que detrás de las cosas no hay una esencia que permanezca, una perla por identificar para extraer a la luz. Buscar esa esencia equivaldría en la metafísica a buscar la cosa en sí. (2) Porque con el origen aparece lo que está antes de todo, un algo que siempre permanece. Con lo anterior se ignoran las complicadas redes que hacen que los eventos históricos surjan; con la genealogía se intenta ir más allá del origen noble y se rescata el comienzo que es bajo

[...] no en el sentido de modesto, o de discreto, como el andar de la paloma, sino de irrisorio, irónico, el apropiado para deshacer cualquier vanidad: «se intentaba despertar el sentimiento de soberanía en el hombre, invocando su origen divino: ese se ha convertido ahora en un camino prohibido; pues a su puerta está el mono».2

(3) Porque con el origen se da lugar a la verdad como algo que es imposible refutar, olvidando así su carácter histórico, es decir, si hay algo que se considera como irrefutable no es porque efectivamente así lo sea, sino porque "la historia lo ha vuelto inalterable".

Con esta lectura de la genealogía en Nietzsche, aparece tambien el proyecto de Foucault. Éste último define su trabajo como una historia crítica del pensamiento, como "un ejercicio filosófico: en él se ventila saber en qué medida el trabajo de pensar su propia historia puede liberar al pensamiento de lo que piensa en silencio y permitirle pensar de otro modo".4 La genealogía encontrará en su trabajo histórico las prácticas que han establecido diferentes conductas y valoraciones, mostrando sus contingencias a partir de "una 'ascesis', un ejercicio de sí, en el pensamiento"5


2. El objeto propio de la genealogía

Con la procedencia se resaltan las dispersiones propias para descubrir que tras el acontecimiento no hay ni ser, ni verdad, ni esencias, sino "la exterioridad de un accidente". En últimas, con la procedencia se encuentra que no hay acontecimientos puros, efectos directos de algo anterior, sino que los acontecimientos dependen de una compleja red de fuerzas formada gracias al azar.

La emergencia por su parte formula la ley que explica la aparición del objeto de estudio. Esta ley es de carácter singular, pues al estar cada acontecimiento constituido por una compleja trama de elementos no es posible inscribirlo en el orden de una causalidad y explicarlo dentro de una continuidad de acontecimientos que se remitan a un fin último. La emergencia intenta ver el movimiento de una serie de fuerzas y el momento en que éstas se encuentran organizadas de tal forma que constituyen el objeto de estudio.

Esta organización de las fuerzas Foucault la ha llamado estado de fuerzas, y para que un estado de fuerzas se establezca no depende de patrones que le den identidad y puedan ser reconocidos en cualquier momento de la historia, por eso la continuidad antes mencionada desaparece y se muestra la dependencia del juego azaroso de las fuerzas que en cualquier momento puede desestabilizarse y cambiar las reglas, por eso no es posible buscar leyes universales.

En consecuencia la emergencia no es otra cosa que el lugar donde se distribuyen las fuerzas y lo que emerge sería entonces el resultado de una distribución de estas (por ejemplo la explicación que Nietzsche hace del concepto de bueno en La genealogía de la moral). Así, lo que queda en últimas es un juego constante entre dominador y dominado donde violenta y repentinamente aparecen nuevas fuerzas o nuevos estados de éstas que hacen girar por ejemplo las concepciones morales de un momento histórico. De esta forma los sistemas de reglas son repetidamente interpretados a partir de una fuerza que domina en un estado de fuerzas y que es siempre susceptible al cambio.

Si se trata de trazar una "historia de la humanidad" aparece pues como una historia de la emergencia de interpretaciones diferentes y la intención del genealogista sería hacerlas aparecer "como acontecimientos en el teatro de los métodos".6

La última cita tiene sentido si se toma en cuenta que la genealogía es un método histórico y que entendida al modo de Foucault, en ella se conforman realidades de análisis que aquí se han llamado objetos de estudio o acontecimientos. Estas realidades de análisis están constituidas por redes de fuerza que el genealogista tiene que conformar de acuerdo a los intereses de su investigación.7

3. Genealogía e Historia
En este punto del texto Foucault dice que Nietzsche caracteriza a la genealogía con un sentido histórico; que se opone a la historia tradicional que pretende recurrir a la necesidad de continuidad. La oposición se da a partir de la idea de irrupción de acontecimientos, de rupturas y apariciones repentinas por el constante cambio en el enfrentamiento de las fuerzas. En este sentido se puede decir del sentido histórico, que no supone una dirección de la historia diferente de la mecánica del azar que reactiva las luchas entre las fuerzas constantemente. Al no haber sentido, no explica un momento histórico dentro de unas coordenadas que lo ubiquen al interior de un proceso que tendrá su fin por ejemplo en una última sociedad en completa armonía.

En últimas, como el sentido histórico no se rige por reglas, no intenta diluir los acontecimientos dispersos dentro de un proceso uniforme, sino que por el contrario busca perspectivas, minucias, dispersiones, diferencias dentro del devenir.

Así pues la historia efectiva (no la historia de los historiadores) "ha de ser el conocimiento diferencial de las energías y de las debilidades, de las cumbres y de los hundimientos, de los venenos y de los contravenenos" 8 y además será un saber que no teme aceptar su perspectiva, que es injusto y mira desde un punto, que no pretende objetividad.

4. Sentido histórico Vs. Historia de los historiadores
Foucault expone tres usos del sentido histórico que se oponen a tres modalidades de la historia en Platón y que liberan a la historia del carácter metafísico al que ha estado vinculada.

El uso paradójico y destructor de la realidad (parodia): En este oscuro punto (que tal vez se aclare con el siguiente) creo entender que la historia no debe servir para construir sólidos mojones que orienten la percepción que tenemos de nosotros mismos, sino usarla con el fin de promover el movimiento, usarla para construir nuevas máscaras que nos permitan cambiar el horizonte constantemente. La historia efectiva servirá para tener todos los nombres de la historia con el fin de usarlos en cualquier momento.

Uso destructor y disociativo de la identidad (disociación del sistema de la identidad): En lugar de encontrar una identidad, se encuentra, la multiplicidad propia de la historia, con el sin fin de elementos que la componen y que no pueden ser sintetizados para explicarla por fin en su totalidad. Lo anterior trae dos consecuencias (a) Tomamos lo que nos interesa del pasado y lo usamos. (b) Ver todas las fuerzas que nos atraviesan para no sedimentarnos en identidades definidas que pueden limitar la capacidad creadora que se abre al enfrentar la metafísica.

Uso sacrificatorio y destructor de la verdad (sacrificio del sujeto de conocimiento): Se pone en tela de juicio la conciencia histórica de la humanidad cuando se acepta la perspectiva propia del conocimiento histórico. Cuando esa conciencia se pregunta por sí misma entonces descubre que (a) detrás del saber hay una voluntad que va transformando la manera de percibir ese saber, se descubre que el conocimiento es injusto, que no corresponde a una mirada objetiva y libre de prejuicios, sino que de alguna manera, esa voluntad "ve lo que quiere ver". (b) Se descubre también que detrás de ese conocimiento aparentemente neutro se han establecido barreras que protegen de los peligros que trae la búsqueda de conocimiento, pues este muestra que tras la unidad solamente existen fragmentos. Se descubre que el conocimiento, zanja, divide al mostrar toda la violencia y la arbitrariedad que se encuentra tras la solidez histórica tradicional.

Nos queda pues que la verdad y el sujeto de conocimiento desaparecen en la diversidad de perspectivas que el trabajo genealógico presenta.

La genealogía un modo de concebir la historia, la genealogía una manera de hacerla. Encuentro entre el texto Nietzsche, la genealogía, la historia y los otros citados dos maneras de concebir la genealogía. En el primer libro se presenta a la genealogía como una forma de hacer historia que se opone a la cierta tradición en la manera de trabajar la historia. En los otros el discurso tiene un talante técnico, y más que concebir a la genealogía como un modo alternativo de historia, es apenas un método de trabajo que permite formularse preguntas, revisar documentación y mirar de cierta forma las fuentes. En suma, es otro tipo de trabajo de corte histórico. Hay, sin embargo, en ambas una inmensa relación, pues sea otro modo de historia u otro modo de hacerla ambas intentan inscribirse en el mismo proyecto crítico y con el mismo fin hacer un trabajo del pensamiento sobre sí mismo y lograr ver cómo llegamos a ser lo que somos y cómo podemos ser de otro modo.

1. FOUCAULT, Michel, ¿Qué es la ilustración?, En: Estética, Ética y Hermenéutica, 1999, p. 348. regresar

2. FOUCAULT, Michel, Nietzsche, la genealogía, la historia, Pretextos, Valencia, 1992, p. 20. regresar

3. Ibidem, p. 22. regresar

4. FOUCAULT, Michel, Historia de la sexualidad, vol. 2, Madrid, Siglo veintiuno, 1998, [1984]1, p. 12. regresar

5. Ibídem, p. 12. regresar

6. FOUCAULT, Michel, Nietzsche, la genealogía, la historia, Pretextos, Valencia, 1992, p. 42. regresar

7. Cfr., FOUCAULT, Michel, El polvo y la nube, En: La imposible prisión, Ed. Anagrama, Barcelona, 1982, [1980]1. regresar

8. FOUCAULT, Michel, Nietzsche, la genealogía, la historia, Pretextos, Valencia, 1992, p. 53. regresar



Bibliografía
* FOUCAULT, Michel. Nietzsche, la genealogía, la historia. Pretextos. Valencia. 1992.

* Cfr., FOUCAULT, Michel. El polvo y la nube. En: La imposible prisión. Ed. Anagrama. Barcelona. 1982.

* FOUCAULT, Michel. Estética, ética y hermenéutica. Paidòs. Barcelona. 1999.

* FOUCAULT, Michel. Historia de la sexualidad. Siglo XXI. Madrid. 1998

miércoles, 21 de octubre de 2015

Carlos Gianella, subsecretario de Ciencia y Tecnología bonaerense


“Buscamos una ciencia para el desarrollo”

El coordinador del equipo de ciencia y técnica de la Fundación DAR propone que el sistema de innovación productiva pase a lograr un volumen que tenga impacto en la balanza comercial. Y que la ciencia que producen los organismos nacionales sea más aprovechada en el país.

Por Ignacio Jawtuschenko
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“El sistema está maduro para evolucionar y contribuir a una mayor innovación productiva”, dice Carlos Gianella.
Carlos Gianella es ingeniero y sabe cómo “incubar” una empresa, hacer que un proyecto deje de ser “de papel” y llegue a ser un producto en el mercado. Piensa en puentes de conocimiento, que articulen a organismos científicos que funcionan por separado. Conoce de parques y polos tecnológicos que multiplican la fuerza de las empresas y que pueden cambiar el perfil productivo de una ciudad. Tiene una larga trayectoria en la gestión pública y es un referente en el campo de la transferencia de tecnología y la economía de la innovación. Desde el año 2007 integra el equipo de Daniel Scioli. Actualmente es subsecretario de Ciencia y Tecnología de la provincia de Buenos Aires. Coordinó el equipo de ciencia y tecnología de la Fundación DAR: tras haber recorrido la vasta constelación de instituciones científicas sostiene que “el sistema está maduro para evolucionar, dar el paso que sigue y contribuir a una mayor innovación productiva”.
En el campo de la educación fue subsecretario de Educación del Gobierno de la provincia, desde donde impulsó la educación técnica. Fue vicerrector de la Universidad Nacional de San Martín, hoy allí es docente y dirige el posgrado de Formación de Gerentes en Tecnología.
–¿Cuál fue el trabajo hecho en el área de ciencia y tecnología de la Fundación DAR?–La indicación que recibimos fue revisar todo el sistema de ciencia y tecnología en el marco del objetivo principal que plantea nuestro candidato Daniel Scioli, que es pasar del crecimiento al desarrollo. Durante el último año y medio hemos trabajado en un análisis acerca de cómo la ciencia y la tecnología puede contribuir a ese objetivo. Para eso, aunque conocemos el sistema, lo recorrimos, queríamos tener una visión actualizada e interactuar con instituciones como el Inti, Inta, Conae, Conea, el Instituto Nacional del Agua, y el Instituto Antártico. Prestamos atención a empresas como Invap, Bioceres, Ytec, Arsat. Hemos revisado el plan nuclear y el plan espacial. Conversamos con empresas que usan al conocimiento como factor de competitividad. Nos hemos reunido con las autoridades del Conicet y del Ministerio de Ciencia y Tecnología, hemos hablado con las Fundación Sadosky, la Fundación Argentina de Nanotecnología, y cámaras como Adimra y Cessi.
–¿Cuál fue el balance de la recorrida?–Positivo. Lo presentamos públicamente en un seminario en el Hotel Panamericano a fines de agosto, con la presencia de Scioli y más de mil científicos. Fue un encuentro sin precedentes, nunca se había logrado reunir tanta materia gris en un acto de estas características. Por cierto, para nosotros es fácil pensar la ciencia y tecnología con un candidato que sabe que la producción de conocimiento tiene un valor no sólo en sí misma, sino que es imprescindible para el plan de desarrollo del país.
–¿Cuáles son las fortalezas actuales del sistema científico tecnológico?–En particular los desarrollos en tecnologías sensibles, que más destacan a la Argentina y mejor la posicionan en el mundo. El plan nuclear, la Argentina es uno de los once países que dominan el ciclo completo de combustible, y el plan de desarrollo espacial, que hace que seamos uno de los ocho países con desarrollo de vectores o portadores de satélites para su puesta en órbita.
–¿Qué es lo que falta desarrollar?–Un verdadero sistema. Es imprescindible continuar haciendo ciencia de calidad y tecnología de punta. Pero a la vez hay que abrir nuevas áreas de desarrollo tecnológico y que el sistema de innovación productiva pase de la situación actual de casos de empresas innovadoras, a lograr volumen suficiente de empresas de industria y servicios con tecnología incorporada, para que sean una de las fuentes de riqueza del país.
–¿Pasar de casos aislados a lograr que la innovación tenga mayor impacto económico?–Sí, que tenga impacto en la balanza comercial. Que el sector de industria y servicio se equipare con los niveles de producción del sector agroalimentario. Hoy día existen casos relevantes, por ejemplo la industria del software, que exporta 1300 millones de dólares anuales. Las empresas fabricantes de medicamentos también se destacan, pero no son casos suficientes para mover la aguja de la economía y decir que tenemos una matriz productiva diversificada. Hoy día la estructura económica, social y política del país depende de la producción agropecuaria.
–¿Cómo se cambia esa matriz?–El eje de la innovación pasa por preguntarle al sector productivo qué necesita, más que ofrecerle soluciones. Hay que preguntarle cuáles son sus problemas, y recién ahí empezar a buscar las respuestas mediante el trabajo de investigación.
–¿Esto implica un cambio de enfoque?–Sí, buscando en el sector demandante cuáles son sus necesidades a satisfacer y esto determina la agenda del I + D (Investigación y Desarrollo). No es que los conocimientos están en un lugar listos, esperando a que el empresario las utilice. La mayor parte de las soluciones van a requerir investigación. Las agendas de los investigadores deben estar integradas a estos requerimientos. Y lo importante es que haya suficiente cantidad y calidad de demanda para orientar el trabajo de los investigadores.
–Acá aparece la importancia de la vinculación tecnológica, como puente entre la ciencia y la producción.–Sí, y hay instituciones naturales para realizar esta tarea, las provincias y municipios son los principales interesados en lograr en sus territorios el desarrollo que necesita de conocimiento para lograr mayor competitividad. Por ello se requiere armar la agenda de desarrollo con ellos. Otros socios naturales son las universidades, que tienen gran inserción en sus regiones. La tarea en términos genéricos es la que se denomina vinculación tecnológica, pero hay que ir a buscar la demanda con los actores que nos van a ayudar a resolverla, porque el problema no es solo federalizar o descentralizar, sino encontrar las mejor manera.
–En esto hay mucho para avanzar.–Sí, pero no lo planteo como un defecto. Si desarrollamos un plan de ciencia y tecnología como sector, vamos a producir un plan para desarrollar la calidad del sector, en cambio, con una agenda en función del desarrollo del país, el resultado es distinto, nos va a cambiar la agenda. No es que va a bajar la calidad de la agenda o la cantidad de trabajo, simplemente van a cambiar las prioridades de la agenda. De eso se trata de encontrar el camino para que la ciencia y la tecnología sean actores para el desarrollo del país.
–Agrupaciones como el grupo Monteagudo formado por docentes, investigadores, vinculadores, y personal de apoyo de todo el país han hecho explícita su adhesión a la candidatura de Scioli porque entienden que va a defender los logros obtenidos y avanzar hacia el desarrollo tecnológico e industrial...–Así es, es una demostración más del consenso que hay en el sector. Que la ciencia sea imprescindible para el desarrollo corresponde con un modelo de país. El rol que le queremos dar a la ciencia no es algo disruptivo, sino que es una evolución que el sistema de ciencia y tecnología está maduro para plantearse, porque en ciencia es importante hacer los cambios por consenso, y esto es algo que se viene conversando en el sistema. Ahora hay que generar las herramientas adecuadas.
–¿El objetivo de las políticas de innovación productiva es mejorar la competitividad de sectores diversos?–Se trata de lograr un país estable, pero no como una expresión de deseos, sino como una construcción de políticas para lograr un país desarrollado. Un país desarrollado no es solamente competitivo, porque la competitividad se puede lograr bajando salarios, y eso no es lo que buscamos, ni queremos.
–¿Que sería ser un país desarrollado?–Desde el punto de vista de la estructura productiva, un país en donde la competitividad de nuestros productos esté basada en la calidad y precio vía incorporación de conocimiento.
ignaciojaw@gmail.com
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viernes, 16 de octubre de 2015

CONICET

EL CRECIMIENTO DE LA PLANTA DE INVESTIGADORES CIENTIFICOS

El Conicet llega a los 10 mil

En 2003, el Conicet tenía 3 mil científicos y ahora, con el ingreso de 830 nuevos investigadores, superará los 10 mil. El titular del organismo destaca la expansión del área y, ante las elecciones nacionales, advierte sobre la necesidad de seguir impulsando a la ciencia.

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Roberto Salvarezza preside el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) anunció el ingreso de 830 nuevos investigadores a partir del año próximo, un 11 por ciento más respecto de los admitidos en la convocatoria de 2014. Con estas incorporaciones, el organismo alcanzará un volumen de más de 10 mil científicos en todos el país –son unos 9200 este año–, multiplicando varias veces los tres mil que contaba en 2003. Además del crecimiento de la planta, en la última década también comenzó a modificarse la radicación de los científicos: mientras en 2003 el 75 por ciento de los recursos humanos del Conicet se concentraba en grandes localidades urbanas –Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Rosario, etc.–, hoy ese porcentaje se logró bajar al 69 por ciento. En diálogo con Página/12, el presidente del Conicet, Roberto Salvarezza, celebró el fortalecimiento del área de ciencia y técnica, al tiempo que insistió en la necesidad de seguir dándole impulso para estar a la altura de las posibilidades productivas del país. A pocos días de las elecciones nacionales, advirtió: “Si vamos a volver a un país donde la producción primaria y la especulación financiera son las principales actividades, obviamente no se necesita un sistema científico y tecnológico”.
–¿A qué responde el incremento de un 11 por ciento en la incorporación de investigadores?
–Nosotros hemos establecido en nuestro plan institucional un incremento del 10 por ciento anual en los ingresos respecto del año anterior. Este año hemos cumplido esa meta y hemos podido avanzar incluso un poquitito más. Este crecimiento sostenido ha permitido que el Conicet pase de tener tres mil investigadores en el año 2003 a tener un plantel de 9200, y con estas 830 incorporaciones que tendremos el año que viene estaremos superando los 10 mil investigadores. Tenemos los mejores números de Latinoamérica en cuanto a personal dedicado a investigación, pero aún estamos por debajo de los países que tienen más desarrollo. Si uno mira la necesidad de profesionales que vamos a tener en investigación para los próximos años, y toma simplemente el caso de la explotación de hidrocarburos en los yacimientos no convencionales, ve que necesitamos más geólogos, químicos, ingenieros en materiales, físicos. Y si pensamos que esto se va a repetir en otras áreas, como pueden ser litio o biotecnología vegetal, vamos a ver que necesitamos más investigadores.
–Dentro de estos nuevos investigadores se encuentran aquellos que ingresan por la convocatoria periódica y otros destinados a temas estratégicos. ¿Cuáles son estos temas estratégicos y en relación con qué se definen como estratégicos?
–Los temas estratégicos se definen en relación con un plan del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que es el plan Argentina Innovadora 2020. Allí están puestas las áreas prioritarias que tiene el ministerio para los próximos años, que son agroindustria, ambiente y desarrollo sustentable desarrollo social, energía, industria y salud. Es decir, lo que hacemos es preguntarle al Estado los temas que consideran estratégicos para el futuro y volcarlos en las convocatorias.
–¿La intención es mejorar también la distribución geográfica de los investigadores?
–Sí, lamentablemente la concentración que tenemos de recursos humanos es muy asimétrica. Nosotros partimos en el año 2003 de una concentración del 75 por ciento de recursos humanos en las zonas centrales –Córdoba, Buenos Aires, La Plata, Bahía Blanca, Santa Fe, Rosario–, mientras que el resto del país se llevaba el 25 por ciento. Hemos iniciado en los últimos años un fuertísimo empuje para cambiar esto y ahora ya estamos en una proporción de 69/31. Por ejemplo, en la convocatoria general hay un cupo del 25 por ciento que se reserva para aquellos investigadores que están en zonas no centrales y también hemos puesto en juego los Centros de Investigación y Transferencia (CIT), donde el Conicet pone una serie de herramientas para facilitar la relocalización de investigadores y para tener becas en forma preferente en ese lugar, en proyectos orientados definidos por la universidad local. En este momento tenemos ocho CIT en el país, lo que nos ha permitido radicar 360 investigadores becarios y técnicos en dos años. No es un problema solamente de equidad, de que todo el mundo tiene que tener las oportunidad de hacer ciencia en todo el país, y no solo en Buenos Aires, sino también que éstos CIT nacen con una definición prioritaria para los temas de impacto regional.
–¿No hay riesgo de que el ingreso masivo a la carrera académica genere luego dificultades en el ascenso?
–No, el Conicet tiene ya toda una estructura de promociones muy aceitada. Obviamente, la promoción se hace en base a méritos de los investigadores, para lo cual evaluamos las capacidades que tienen no sólo en sus publicaciones, sino en la participación en los proyectos aplicados. El patrimonio que tiene el investigador no son sólo los papers que publica, esa es la mirada que se tenía hace unos años, sino que ahora también hay otros elementos de juicio como los proyectos, las patentes, el desarrollo de nuevas tecnologías.
–Luego de estos años que usted señala como de fuerte impulso a la ciencia, ¿qué expectativas tiene frente al inminente cambio de gobierno?
–Creo que tenemos algunas definiciones muy claras por parte de distintos actores. Personalmente, creo que ha sido Daniel Scioli el que ha mostrado el mayor compromiso. De hecho, tuvimos una reunión en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, en la cual él firmó un compromiso de que va a seguir apoyando la expansión del sistema científico y tecnológico bajo la mirada del desarrollo más innovación, y también con el sistema educativo. Hubo un compromiso en esa reunión para aumentar el presupuesto de ciencia y técnica al 1 por ciento del PBI, que en este momento está alrededor de un 0,6. Ha manifestado de forma reiterada que va a dar un apoyo muy fuerte a la ciencia y técnica porque su esquema es un país de desarrollo, industria e innovación, y eso requiere un sistema científico y tecnológico. De los otros candidatos he escuchado mucho menos, y la verdad es que no tengo en claro qué van a proponer. La gente debería pensar que los sistemas de ciencia y técnica están relacionados con los modelos de país que se siguen, y que si uno va a volver a un país donde la producción primaria y la especulación financiera son las principales actividades económicas, obviamente no se necesita un sistema científico y tecnológico, cosa que ha pasado en los años 90 claramente, cuando los científicos no tenían cabida.
Entrevista: Delfina Torres Cabreros.
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jueves, 15 de octubre de 2015

Recursos para investigadores

En esta oportunidad le obsequiamos dos eBooks útiles para la metodología científica. 

Los libros son cortesía de Pedro Margolles García, creador de NeoScientia.com, blog con información útil para aprender a investigar. 


1. 5000 frases precocinadas para textos científicos.
5000 frases
 
 
2. La guía definitiva de aprendizaje veloz para científicos.
 
 
Buen día.


 
 

miércoles, 14 de octubre de 2015

Sistema científico nacional

El ministro de Ciencia explica los nuevos desafíos del sistema científico nacional

“Argentina debe ser el nexo entre Latinoamérica y la Unión Europea”

Lino Barañao traza un diagnóstico del estado de la ciencia en el país. La tarea en marcha para fortalecer las empresas de base tecnológica, cómo potenciar la creatividad juvenil, de qué manera lograr la federalización en el área. Y anuncia un nuevo canal científico de televisión.

Por Pablo Esteban
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El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva fue creado en diciembre de 2007 por la presidenta Cristina Fernández y se destaca, a nivel regional, por ser el primero en Latinoamérica que contempló a la innovación productiva bajo la misma esfera que a la ciencia y la tecnología. La distinción no representa sólo un asunto nominal, pues todas las políticas públicas que se planifican y se ejecutan desde la cartera articulan los tres campos con la intención de fortalecer un nuevo modelo productivo que genere mayor inclusión social y mejore la competitividad de la economía argentina, bajo el paradigma del conocimiento como eje del desarrollo.
En diálogo con Página/12,el ministro Lino Barañao opina sobre la importancia de articular relaciones tanto en el ámbito nacional así como también a nivel regional e internacional; describe su interés en robustecer las empresas de base tecnológica para potenciar la creatividad juvenil y generar pleno empleo, y señala los nuevos desafíos que debe afrontar el sistema científico nacional para resolver dos nudos históricos fundamentales como son la federalización y la divulgación.
–Leí que usted define al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva como un “ministerio de servicios”. ¿A qué se refiere?–Lo veo de ese modo porque lo que nosotros hacemos se transmite de manera mediatizada, excepto la divulgación. Es decir que el área aporta herramientas e instrumentos para que otras carteras (como Salud, Industria, Planificación, etc.) trabajen de manera más efectiva y realicen sus actividades con un mayor nivel de complejidad.
–Existen países en Latinoamérica que sin tener un Ministerio especializado en el área, como en el caso de Chile, logran desarrollar proyectos importantes con investigaciones de calidad. ¿Cuál es la ventaja con que cuenta Argentina?–Justamente hace un tiempo estuve en Chile y compartí la experiencia que supone tener un Ministerio especializado en Ciencia y Tecnología: la presidenta Michelle Bachelet tiene la iniciativa de crear uno. Tener un ministerio permite combinar aquellos componentes que son esenciales para que el conocimiento tenga un impacto económicosocial; me refiero al campo de la investigación y al sector empresarial. La academia recibe fondos y produce conocimiento, pero necesita de empresas –ya sean públicas, privadas o mixtas– que aprovechen ese cuerpo de saberes generados y que lo conviertan en productos útiles a la realidad concreta de las personas. Actores capaces de generar, por ejemplo, medicamentos y software, y comercializarlos en el mercado. En contraposición, si un país tiene por un lado una Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), y por otro lado, una Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), el sendero se hace mucho más difícil de transitar. Se necesita aceitar la articulación.
–¿Cómo describiría la articulación entre los actores públicos y los privados en el ámbito científico? El sector privado tan sólo aporta el 25 por ciento en el área...–Sí, es cierto. No obstante, eso no implica que los empresarios argentinos sean amarretes, sino que, al momento, nuestro país tiene menos empresas que dependen de la innovación para subsistir. Las empresas de software en Argentina invierten en proporción lo mismo que cualquiera en Estados Unidos. Estoy seguro de que en la medida en que el sector de la innovación crezca y consolide diversos espacios, la inversión privada equiparará a la pública.
–¿Y qué puede señalar respecto a la coordinación de actividades y proyectos entre las instituciones que conforman el sistema científico nacional?–Hemos creado una Secretaría de Articulación científico-tecnológica. Desde aquí, organizamos reuniones con el objetivo de vincular áreas clave para el desarrollo científico y optimizar el empleo de los recursos existentes para mejorar la eficacia entre los programas y proyectos de las instituciones. Por otra parte, un punto clave que dinamiza el sistema es el diseño de proyectos que comprometen la participación de varios actores en simultáneo. Desde esta perspectiva, acciones como el Plan Argentina Innovadora 2020 es ilustrativo al respecto. De todas maneras no hace falta tener a todos los organismos bajo el mismo paraguas sino que lo importante es proponer desafíos que generen consensos importantes, como sucedió en Pampa Azul.
–La puesta en marcha de un megaproyecto que involucra a siete ministerios...–Exacto. Pampa Azul es una iniciativa estratégica de investigaciones científicas en el Mar Argentino que incluye actividades de exploración y conservación; de innovación tecnológica para los sectores productivos vinculados al mar; y de divulgación científica dirigida al público en general. Por primera vez siete ministerios están comprometidos en un mismo proyecto. Gracias a esta cohesión, se sancionó en el Congreso la ley para crear Promar (julio 2015), instrumento orientado al financiamiento que fija un piso de 250 millones de pesos. Es un desafío enorme que, además, integra a todo el Poder Ejecutivo y cuenta con el aval del Poder Legislativo.
–Entendí la articulación a nivel ministerial y, luego, el vínculo en relación a otras carteras. ¿Cómo describiría el robustecimiento de los lazos a nivel regional?–Nuestra propuesta es que Argentina sea el nexo entre Latinoamérica y la Unión Europea en el ámbito científico y tecnológico. Nuestro país cuenta con una prestigiosa sede del Max Planck, participa de los desarrollos del CERN (European Organization for Nuclear Research) y sus avances ligados al campo de la física de partículas, forma parte del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), el único país en la región, y abre sus puertas para que los estudiantes latinoamericanos realicen cursos interdisciplinarios a partir del desarrollo del Centro Latinoamericano de Formación Interdisciplinaria (Celfi). El objetivo es que comiencen a tejerse redes de estudios latinoamericanos porque contamos con capacidades suficientes para formar profesionales que resuelvan problemas locales con enfoque regional.
–¿Podría brindar algún ejemplo que ilustre el fortalecimiento? Sé que con Brasil el vínculo es muy bueno...–Con Brasil tenemos un vínculo muy importante gracias a la interacción entre los investigadores así como también por la consolidación de centros como el Cabnn (Centro Argentino-Brasileño de Nanociencias y Nanotecnologías). De hecho, hace unos años la revista Nature realizó un estudio de relevamiento acerca de la cooperación internacional y, en efecto, indicó que nuestro país y Brasil se vinculaban más y mejor que los países nórdicos (como Estados Unidos y Canadá) entre sí. Por otra parte, con Chile hemos avanzado en la planificación de proyectos vinculados al Mar Austral y en la construcción del laboratorio subterráneo para estudiar energía y materia oscura.

Acceso y participación

–¿Cuáles cree que son los principales desafíos que deberá enfrentar el Ministerio en el futuro?–Lo que me preocupa es que no se está financiando ciencia de alto riesgo. Siempre la humanidad creyó que lo sabía todo. En el año 1896 querían cerrar la oficina de patentes de Estados Unidos porque pensaban que ya no había más nada para inventar. Como rezaba la famosa frase de una física norteamericana: “El mayor obstáculo para el progreso de la ciencia no es la ignorancia sino la ilusión de conocimiento”. Por eso es tan importante detectar preguntas novedosas. Los países que mejor calidad de vida presentan no tienen recursos naturales sino cerebros que funcionan de una manera coordinada. Hoy la materia gris es una riqueza invaluable. No sólo debemos aumentar el PBI per cápita sino que necesitamos que lo obtenido se distribuya mejor, que crezca el nivel de equidad alcanzado. Mejorar las condiciones de acceso y participación.
–Desde este lugar, ¿qué acciones se llevan a cabo desde su cartera para revertir el centralismo del sistema científico y tecnológico?–La federalización es un punto en el que debemos redoblar esfuerzos para conseguir mejores resultados. Muchas provincias ya elevaron a rango de Ministerio el área de Ciencia y Tecnología. Por otra parte, pienso que es clave el desarrollo de las economías regionales a partir de la promoción de las innovaciones. Existen problemas que no se circunscriben al ámbito provincial, resulta vital pensar desde un enfoque más abarcativo.
–¿Y esto qué implica?–Tenemos que estructurar cadenas productivas que tengan masa crítica. Como menciona nuestra presidenta, “necesitamos industrializar la ruralidad” mediante la generación de empleos de calidad y la incorporación de tecnologías. Hemos hecho un trabajo muy importante con la organización de talleres de bioeconomía –un tercio de la economía mundial pasa por la biotecnología– en los que se trata de potenciar las particularidades de cada región.
–Por último, ¿qué lugar ocupa la divulgación?–Como dije, es el único producto que llega directamente al ciudadano. En el área divulgativa, hemos impulsado varias iniciativas como el Centro Cultural de la Ciencia que tendrá un museo llamado “Lugar a dudas”, cuyo curador será el doctor Diego Golombek; la Feria Tecnópolis en la que participamos con más de 20 stands y, luego, el lanzamiento de nuestro propio canal Tectv.
–¿Un canal de televisión? ¡Qué novedoso!–Tan novedoso que es el único Ministerio de Ciencia a nivel mundial con un canal de televisión propio. Nuestra idea es legitimar, mediante este tipo de propuestas, los enormes esfuerzos de divulgación que realizan nuestros investigadores y periodistas.
–¿Y los papers?–Son necesarios, por supuesto. Sin embargo, pienso que tienen mucho más impacto este tipo de iniciativas a las que puede acceder un mayor número de personas que la pequeña cantidad que lee papers. Para nosotros la divulgación es tan importante como la investigación de calidad que promovemos.
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jueves, 8 de octubre de 2015

Neutrinos II

Nobel de Física para dos pioneros en el estudio de los neutrinos, las partículas elementales más escurridizas

Premio Nobel de Física para dos pioneros en el estudio de las partículas elementales de la materia
Los neutrinos saltaron a la fama hace tres años, cuando un equipo de científicos sugirió que viajaban más rápido que la luz, poniendo en entredicho la Teoría de la Relatividad. Nuevos experimentos demostraron pronto que los científicos del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) que llevaron a cabo esas mediciones estaban equivocados. Sus sorprendentes resultados, que apuntaban a que los neutrinos eran 60 nanosegundos más veloces que la luz, se debieron a un error. Albert Einstein seguía teniendo razón.
Pese al fiasco, estas escurridizas y abundantes partículas elementales no han perdido un ápice de interés para los científicos. De hecho, han sido las protagonistas del Nobel de Física 2015, que ha sido concedido a los dos investigadores que descubrieron las oscilaciones de los neutrinos y demostraron que estas partículas tienen masa (durante mucho tiempo se pensó que no la tenían). El japonés Takaaki Kajita y el canadiense Arthur B. McDonald comparten este año el prestigioso galardón.
El mundo está lleno de neutrinos. Están por todas partes, aunque no podamos verlos o sentirlos (por eso también se les conoce como partículas fantasma). Después de los fotones (partículas de luz), son los más abundantes en el cosmos. La Tierra está siendo constantemente bombardeada por ellos.

Partículas camaleónicas

Su origen es diverso. Muchos se forman a partir de reacciones entre la radiación cósmica y la atmósfera terrestre. Otros tienen su origen en las reacciones nucleares que tienen lugar en el interior del Sol. Tras décadas de estudio, los científicos averiguaron que son partículas camaleónicas, es decir, se transforman durante su viaje a la Tierra, o como dicen los investigadores, cambian de identidad. Y si sabemos todo esto, es en gran parte gracias a Takaaki Kajita y Arthur B. McDonald.
«Para entender las oscilaciones de neutrinos, uno de los campos más activos en la Física de Partículas, es necesario saber que hay tres identidades de neutrinos: electrónica, muónica y tauónica. Si no tuviera masa, un neutrino creado con una identidad la mantendría durante toda su existencia», explica José Ignacio Crespo Anadón, investigador del CIEMAT, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas.
Durante la rueda de prensa que ofreció el martes por la mañana desde su casa, McDonald, que sigue activo a sus 73 años, calificó como un «momento Eureka» la captura de neutrinos en el Observatorio de Neutrinos de Sudbury (SNO), construido en las profundidades de una mina de Ontario.
Y es que para poder detectarlos e investigar su naturaleza, ha sido necesario disponer de grandes detectores subterráneos, donde se han desarrollado los experimentos liderados por los dos premiados: el detector Super-Kamiokande de Japón, y el SNO de Canadá. Instalaciones que Michel Sorel, investigador delInstituto de Física Corpuscular (IFIC), centro mixto de la Universidad de Valencia y del CSIC, define como «catedrales de la física».
Corría el año 1998 cuando Takaaki Kajita presentó su descubrimiento de que los neutrinos parecían sufrir una metamorfosis cuando eran detectados en el Super-Kamiokande.
Posteriormente, el equipo que Arthur B. McDonald lidera en Canadá demostró que los neutrinos que proceden del Sol no desaparecen durante su viaje a la Tierra. Los capturaron cuando llegaron al Observatorio de Neutrinos Subdury, aunque vieron que habían sufrido una metamorfosis. Así, los científicos pudieron resolver el puzle de los neutrinos.
«Fue un juego de equipo. Los japoneses detectaron la anomalía y los canadienses la explicaron», resume el luxemburgués Michel Sorel, que considera que se trata de un «Nobel hipermerecido».
«Interaccionan de manera muy débil. Aunque hay miles de millones de neutrinos, atraviesan todo sin dejar casi señal. Por eso, para observar una fracción muy pequeña de los neutrinos que llegan hacen falta detectores muy grandes», explica María Chamizo, investigadora del CIEMAT y del experimento CMS del gran detector LHC del CERN.
«Son las partículas más ligeras que conocemos. Y sospechamos que el hecho de que sean tan poco masivas puede estar relacionado con una física que va más allá del Modelo Estándar, que es una teoría que se ha desarrollado a lo largo del siglo pasado y de este, y que lo explica todo. Sin embargo, sabemos que faltan cosas. Y estamos buscando precisamente esas desviaciones», explica Juan José Hernández, director del IFIC e investigador del telescopio de neutrinos KM3NET, que está siendo desplegado en Sicilia y el sur de Francia. «Los neutrinos son el primer indicio de que hay física más allá del Modelo Estándar», añade.«Sospechamos que los neutrinos guardan información sobre la asimetría que hay en el Universo entre materia y antimateria», señala.
Estas partículas también tienen implicaciones para la cosmología y la astrofísica: «Los primeros neutrinos se produjeron durante el Big Bang, por lo que contienen información de los primeros instantes del Universo y de cómo ha evolucionado, pues se producen también en otras reacciones, en el Sol, en explosiones de supernova...», señala Chamizo. La investigadora considera que el Nobel de este año, que se suma al que hace dos años premió a Peter Higgs y François Englert por la teoría del bosón de Higgs, «es un reconocimiento al trabajo de los físicos de partículas».
Pero sobre los neutrinos todavía planean muchos interrogantes, y para responderlos, dice Juan José Hernández, en los últimos años han surgido gran cantidad de experimentos:«Desconocemos todavía muchas cosas. Por ejemplo, su masa. Sabemos que son ligerísimos pero no sabemos cuánto. También desconocemos su naturaleza, ¿es su propia antipartícula», enumera.
El lunes se falló el Premio de Medicina, que ha sido otorgado a William C. Campbell y Satoshi Omura por descubrir una nueva terapia contra infecciones de lombrices redondas (nemátodos) y Youyou Tu por desarrollar un tratamiento novedoso contra la malaria.